Homenaje a Nadine Gordimer

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Diógenes: ¡Busco un "Hombre"!

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La Felicidad de la marquesa de Chatelet (Vendido 180 €)

La Felicidad de la marquesa de Chatelet (<em>Vendido </em>180 €)
Vendido

El sueño de Hipatia

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Grandes Mujeres de la Historia (Presiona Read More para ver VÍDEO)

domingo, 6 de junio de 2010

Christine de Pizan al desnudo (acuarela 180 €)



CHRISTINE DE PIZAN

Era de origen veneciano (año 1363), pero pasó gran parte de su vida en Francia, ya que su padre era el astrólogo de Carlos V de Francia. Recibió una completa educación, prohibida a las mujeres en aquella época, gracias a su posición y a su sabio padre. Se casó a los quince años (con un notario real), fue madre de tres hijos y enviudó a los veinticinco. Había vivido una década de “amor apasionado”.

Se encontró de golpe con serios problemas económicos, pues el rey había dejado de pagar los honorarios de su marido, y éstos fueron agravados aún más cuando unos mercaderes se aprovecharon de su inexperiencia para robarle la dote de sus hijos. Empieza una larga pelea de juicios y pleitos.

Al darse cuenta que la justicia tardaría años en devolverle lo que le pertenecía por derecho, se encerró en su estudio y decidió dedicarse a la escritura, pues es lo que sabía hacer. Cristina de Pizán tenía una “habitación propia” donde escribía y estudiaba. En este sentido fue una privilegiada, Virginia Woolf lo sabía. (Woolf, V. (2003) Un cuarto propio. Alianza Editorial, Madrid).

Fue "el (la) primer (a) escritor (a) profesional", ya que mantuvo con su escritura a su madre, hermanos e hijos en pleno siglo XV. Se han conservado treinta y siete obras suyas y su escritura la hizo famosa y reconocida en toda Europa. Escribió tres o cuatro libros al año durante su período de mayor fertilidad (por iniciativa propia y por encargo), adentrándose en temas de política, derecho o estrategia militar.
Está considerada como la primera escritora feminista. Según la medievalista Blanca Garí, porque, frente al discurso de los doctos de la época, escribió a partir de su experiencia como mujer. "Es la primera que afirma que todo lo que se dice sobre la maldad de las mujeres no se debe a ninguna característica intrínseca, sino a las circunstancias, que no es natural, sino social. Y que repasa lo que los hombres han dicho de las mujeres y lo rebate desde su propia experiencia".

Cristina de Pizán ejerce de ciudadana, hablando con voz propia en un mundo en el que se discute sobre la naturaleza de las mujeres, rebatiendo con argumentos, en su nombre y en el de todas las mujeres. Se resiste al destino de subordinada que le intenta imponer la sociedad en la que vive. Reivindica para las mujeres el derecho al reconocimiento de la condición de persona, con todas las cualidades que se atribuyen en exclusiva a los varones: inteligencia, fuerza, valor, creatividad; con todos los valores morales que pueden manifestar todos los humanos: tenacidad, entrega, fidelidad, prudencia. Reivindica también como valores humanos todo aquello que es considerado tradicionalmente como propio de las mujeres y que por ello se denigra: la ternura, el cuidado de las personas, las tareas domésticas.

La mujer debe reapropiarse del mundo sin dejar de ser mujer, y el mérito será suyo.

Además, también era “editora”, pues aún se conservan algunas copias de sus obras manuscritas por ella misma y con ilustraciones realizadas por artistas que trabajaron para ella.

Entre sus obras está El Tesoro de la Ciudad de las Damas (1405), libro práctico de consejos. Se propuso darlo a conocer en todo el mundo y se interesó por su difusión entre las mujeres de todas las condiciones. Para ello se planteó enviar copias, a reinas y damas de la nobleza, y tomó las disposiciones para que fuera examinado, leído y publicado en todos los países.

La Ciudad de las damas (1405) el libro que escribió para descargar su indignación y rebatir los argumentos de los que estaban empeñados en demostrar la naturaleza no moral de las mujeres, en oposición a la de los hombres, y su perversidad intrínseca y corrosiva (“las herederas de Eva”). Cristina de Pizán vuelve a escribir la historia de las mujeres en clave femenina. Su principal fuente (tiene un profundo conocimiento de la obra) es De claris mulieribus de Bocaccio. Mientras éste desconfía de la naturaleza femenina por su debilidad y falta de inteligencia, la autora elogia a las mujeres sin cesar por la belleza y fuerza de su cuerpo y de su mente.

Está divido en tres partes:

En el Libro I se presentan las tres Damas (Razón, Derechura y Justicia) que le encomiendan la creación de una Ciudad habitada sólo por damas. Mientras se inicia su construcción, Razón y Cristina de Pizán conversan sobre el desprecio de los hombres hacia las mujeres y por qué éstas no pueden participar en el sistema judicial, temas que ejemplifica con mujeres ilustres.
En el Libro II Derechura continúa refutando a los hombres que afirman que a las mujeres les gusta ser violadas o que son inconstantes.
En el Libro III, Justicia culmina la construcción de la Ciudad citando a las mujeres de gran fe cristiana que la poblarán. Finalmente, aconseja a las mujeres. Comienza así:

«Sentada un día en mi cuarto de estudio, rodeada toda mi persona de los libros más dispares (...). Levanté la mirada del texto y decidí abandonar los libros difíciles para entretenerme en la lectura de algún poeta. Estando en esta disposición de ánimo, cayó en mis manos cierto extraño opúsculo, que no era mío sino de alguien que me lo había prestado. Lo abrí y vi que tenía como título “Libro de las Lamentaciones de Mateolo”. Me hizo sonreír, porque, pese a no haberlo leído, sabía que este libro tenía fama de discutir sobre el respeto hacia las mujeres. (...) Me adentré algo en el texto pero, como me pareció que el tema resultaba poco grato para quien no se complace en la falsedad y no contribuía para nada al cultivo de las cualidades morales, a la vista también de las groserías de estilo y argumentación, después de echar un vistazo por aquí y por allá, me fui a leer el final y lo dejé para volver a un tipo de estudio más serio y provechoso. (...) Su lectura me dejó algo perturbada y sumida en una profunda perplejidad. Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra bien en escritos y tratados. (…) Me propuse decidir, en conciencia, si el testimonio de tantos varones ilustres podía estar equivocado. (…) Por más que intentaba volver sobre ello (…) no podía entender ni admitir como bien fundado el juicio de los hombres sobre la naturaleza y conducta de las mujeres. Al mismo tiempo, sin embargo, yo me empeñaba en acusarlas porque pensaba que sería muy improbable que tantos hombres preclaros, tantos doctores de tan hondo entendimiento y universal clarividencia (pudieran equivocarse). (...) Todo aquello tenía que ser verdad, si bien mi mente, en mi ingenuidad e ignorancia no podía llegar a reconocer esos grandes defectos que yo misma compartía sin lugar a dudas con las demás mujeres. Así, había llegado a fiarme más del juicio ajeno que de lo que sentía y sabía en mi ser de mujer.»

Miniatura titulada “Mujeres albañiles construyendo la muralla de la ciudad”, perteneciente a la Ciudad de las Damas de Christine de Pizan.

En su ciudad alegórica la Ciudad de las Damas, ofrece numerosas pruebas de valiosas realizaciones femeninas, reivindica valores como la ternura, la solidaridad o la generosidad y denuncia la misoginia de la época medieval.

En esta miniatura podemos ver a dos mujeres levantando un muro con sus propias manos. El muro impone un límite al espacio, lo humaniza y crea un ámbito interior para el albergue de una ciudad donde habitarán hombres y mujeres, donde dejarán sus huellas, creando memoria. “Habitar es dejar huellas...” dice Walter Benjamin. Una de las mujeres es una reina; la otra, una monja. La reina simboliza la razón, la materia, la forma. La monja, la emoción, el espíritu, la poesía. Las dos mujeres construyen. Son activas, innovadoras e incluidas dentro de su espacio y de su tiempo.

Por tanto, la primera persona que hizo de la escritura un oficio fue una mujer. Además queda patente su feminismo. Y su valentía al luchar como mujer en un mundo de hombres… en pleno siglo XV.

El Impresionismo de Berthe Morisot (Vendido 150 €)



BERTHE MORISOT (1841-1895)

Nacida en Bourges en 1841, con siete años se traslada a París con su familia y allí comienza su educación, primero en la música, siguiendo sus padres el consejo de su amigo Rossini, y más adelante con lecciones de dibujo y pintura. Alumna del famoso pintor paisajista Camille Corot, el aprendizaje en su taller será muy importante para su formación estilística llegando a presentar dos telas en el Salón de 1865.

En 1868 conoce a Edouard Manet, uno de los pintores más contestatarios y escandalosos del París del momento estableciéndose entre ellos una gran amistad. Ella posa para alguno de sus cuadros y aprende mucho con él pero sin llegar a considerarse oficialmente su maestro. A través de Manet conoce al grupo de pintores impresionistas: Degas, Renoir, Sisley...

En contra del parecer de Manet, expone con ellos en la célebre muestra que tiene lugar en el estudio de Félix Nadar en el Boulevard des Capucines en 1874, momento en que el Impresionismo da sus primeros pasos y recibe las primeras feroces críticas y entre ellas la del periodista Louis Leroy quien se ensaña con Berthe. Alumna de Manet y asociada a los impresionistas: dos condiciones negativas en la presentación de una mujer que quiere triunfar en el mundo del arte, pero ella sigue adelante y, además, ejerce un papel importante en la formación del grupo impresionista y en su desarrollo.

En 1874 se casa con Eugéne Manet, hermano de su maestro. Muere en 1895 y un año después Mallarmé, Degas, Monet y Renoir (que heredaron sus 700 pinturas)organizan una exposición con la obra de Berthe en la Galerie Durand-Ruel. "No creo que exista un hombre que haya tratado a una mujer como su igual y es todo lo que pedí; sin embargo, estoy segura que valgo tanto como ellos", expresó alguna vez, refiriéndose a sus colegas. Aunque ya gozaba de reconocimiento internacional como artista, su médico anotó en el certificado de defunción: "sin profesión".

Son famosas sus delicadas escenas familiares en interiores cuyos protagonistas son su madre, su hermana o su hija. Su técnica, basada en grandes pinceladas aplicadas libremente en todas direcciones, propia del Impresionismo, dio a sus obras unas calidades transparentes, iridiscentes y tornasoladas.

Olimpia: Una "flor" entre ladrillos (Vendido 150 €)



OLYMPE DE GOUGES

(1748-1793) Famosa intelectual de la Francia revolucionaria, murió guillotinada. Escribió la famosa Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, que dedicó a la reina María Antonieta por considerar que también ella era una mujer oprimida.

La intención de la declaración era hacer conscientes a las mujeres de los derechos que les eran negados y pedir, por tanto, su reintegración a fin de que las mujeres llegaran a ser ciudadanas a todos los efectos.

El artículo I de la declaración dice así: "La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las diferencias sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común".

Con Olympe nos acercamos ya a la Ilustración, momento cumbre en la Historia del feminismo filosófico ya que éste nació como "hijo no querido" del pensamiento de las luces.

Mientras algunos insignes ilustrados como Rousseau o Kant escribían verdaderas barbaridades sobre las mujeres, incurriendo en tremendas contradicciones (es absurdo defender la igualdad de todas las personas y a continuación decir que media humanidad, las mujeres, es inferior)... autores como Condorcet o Mary Wollstonecraft sentaron las bases para una filosofía que reconociese la valía de las mujeres como sujetos de iguales derechos y capacidades que los varones.

Lois y los problemas sociales de las mujeres (acuarela 120 €)



LOIS WEBER

Lois Weber (1882-1939). Directora Americana de Cine Mudo, una mujer con fuertes creencias y fiel a sus ideales. Dedicó su vida a retratar el realismo social. No quería que se la vinculara ni al sufragismo ni a ningún otro grupo de interés, pero la mayoría de sus películas se centraban en los problemas sociales que les tocaba enfrentar a las mujeres. Una de las directoras más polémicas de la historia del cine.

Lois Weber fue una directora de cine mudo única. Fue también una de las primeras y sin duda la directora más importante del cine mudo. Hoy en día, algunos críticos e historiadores afirman que era “incluso mejor” que la gran mayoría de sus colegas hombres directores de cine mudo americano.

Weber fue una mujer completamente comprometida con el cine y con sus creencias en una sociedad en la que el compromiso era un concepto poco común. No tuvo ningún reparo en tratar en sus películas temáticas en las que ella realmente creía como por ejemplo el cristianismo, el control de natalidad, el aborto o la prostitución (“Where are my Children”). “Hypocrites” (Hipócritas) es un film sobre la hipocresía y la corrupción de los grandes negocios, de los políticos y de la religión.

En la primera década del siglo XX, Lois Weber fue contratada por la Universal. Ella tenía total libertad para tratar las temáticas que quisiera pero se chocó con un delicado problema: la censura y la crítica no cesaba de atacarla. Estos ataques de la censura y las fuertes críticas de la prensa lo que consiguieron fue que aumentaran como la espuma sus ingresos de taquilla. Lois Weber se convirtió en la directora mejor pagada de Universal en 1918, contratarla costaba 5.000 Dólares por semana.

Su film “Where are my Children” (¿Dónde están mis hijos?) Condenaba el aborto pero se mostraba a favor del control de natalidad. La prensa la condenó duramente por ello consiguiendo que “Where are my Children” recaudara tres millones de dólares. Así que una vez comprobado el éxito de sus temas controvertidos, realizó películas como “The Hand that Rocks the Cradle” 1917 (La Mano que Mece la Cuna) que era un tributo a Margaret Sanger, la fundadora del Movimiento a favor del Control de Natalidad en América.

A mediados de los años 20, las películas de Lois Weber comenzaron a fracasar en las taquillas. Eran los felices años 20 en los Estados Unidos y el público estaba cansado de ser adoctrinado a través de la pantalla; preferían el entretenimiento en esencia pura a los temas delicados y difíciles de realismo social en los que Weber siempre había trabajado. A pesar de eso, posteriormente se le ha reconocido el importante valor de algunas de sus películas tales como: “Too Wise Wives” (“Esposas Demasiado Inteligentes”) o “The Blot” (“La Mancha”) que fueron dos de sus mejores obras.

En “Too Wise Wives” ella desarrolla una historia simple entre dos parejas casadas, no ocurren muchas cosas pero sus caracterizaciones y su atención a los detalles son comparables a trabajos de Ingmar Bergman o Robert Altman. En “The Blot” se centra sobre las tensiones entre las clases sociales representando a una familia pobre pero orgullosa que preferiría morir de hambre antes que aceptar caridad. El final de esta película concluye con una sensación enigmática y de incertidumbre tanto sobre el futuro de los protagonistas como sobre el futuro del propio espectador.

Casi hasta el final de su carrera, Lois Weber había trabajado siempre con su marido al que se le había reconocido a menudo como su director asociado o como su consejero de dirección. Cuando se divorció de su marido, alcohólico, la carrera de Lois terminó por romperse en pedazos sin hacer nada más comparable a lo que había hecho durante las dos primeras décadas del siglo XX.

Los últimos años de su vida trabajó para Universal como script doctor y murió en la ruina total completamente ignorada por la industria que ella contribuyó a crear.
La vida y la carrera de Lois Weber es, en muchos aspectos, tan enigmática como lo es el final de su película “The Blot”

Las Mujeres Negras de Toni (acuarela 130 €)



1993 TONI MORRISON

Toni Morrison
- Chloe Anthony Wofford -
(EEUU, 1931)

Su nombre original es Chloe Anthony Wofford, escritora estadounidense laureada con el premio Nobel. Nació en Lorain (Ohio), y estudió en la Universidad de Howard. Su infancia transcurrió durante los años de la Gran Depresión, en el seno de una familia pobre y muy unida.

Desde muy niña dio muestras de una notable inteligencia y en 1949 ingresó en la universidad, donde se interesó por el teatro y se incorporó a un grupo de teatro universitario. Morrison realizó un curso de posgrado de literatura inglesa en la Universidad de Cornell, en 1955; después dio clases en las universidades de Texas y de Howard. Fue entonces cuando conoció a su futuro esposo, Harold Morrison, un arquitecto jamaicano. La pareja tuvo dos hijos y se divorció en 1964.

Durante sus años en Howard, Morrison empezó a escribir narrativa. En 1964, dejó la enseñanza para trabajar como editora literaria para la editorial Random House de Nueva York. En 1970, publicó su primera novela, Ojos azules, que resultó una auténtica revelación. En 1973 apareció Sula y en 1977, La canción de Salomón, aclamada por la crítica como un gran acontecimiento literario. La isla de los caballeros (1981) también recibió una excelente acogida. En 1987, publicó Beloved, y un año más tarde recibió el Premio Pulitzer. A continuación aparecieron Jazz (1992) y Jugando en la oscuridad (1992), dos grandes éxitos de ventas. En 1993, Morrison obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

Su obra habla de la vida de los negros, especialmente de las mujeres negras, y ensalza a esta comunidad. Sus grandes dotes de observación se combinan con un carácter compasivo y el uso de un lenguaje poético.

La Misteriosa Princesa Enheduanna (acuarela 140 €)



ENHEDUANNA DE AKKAD

Uno de los escritores más antiguos, cuyo nombre ha podido llegar hasta nosotros, fue una mujer. Enheduanna nació cerca del 2300 a.C, y su padre fue el poderoso Sargón de Akkad, quien unificó las distintas ciudades-estado sumerias en un único estado.

Enheduanna fue educada en la corte, con esmero, siendo nombrada Suma Sacerdotisa del Dios de la Luna, Nanna, y de la Diosa Inanna, cuyo Descenso a los Infiernos es el tema principal del Himno que le dedicó, y que nos ha llegado a nosotros, 4.300 años más tarde.

Es considerada la primera escritora de la Historia, así como la primera música, ya que nos han llegado sus himnos escritos, no obviamente con las notas musicales de hoy día pero sí con un ritmo y melodía que hace recordar la música de autores posteriores. su música la dejó escrita en tablas de terracota.

A través de sus escritos podemos vislumbrar su personalidad; en ellos se convierte también en la primera cronista, narrando el derrocamiento de su padre por parte de Lugalzagesi, “ensi” (o “señor”, gobernador) de la ciudad de Umma, el destierro de la familia real, incluida ella misma, despojada de su cargo; al poco tiempo Sargón logró recuperar el trono, castigando duramente al usurpador. Enheduanna presenció otros acontecimientos no menos terribles, como el asesinato de su hermano y su tío, Rimush y Manishtusu, respectivamente, sucesores de su padre en el trono; así como un terremoto que sepultó el reino, al comienzo del reinado de su primo, Naram-Sin (hijo de Manishtusu y el segundo gran rey de la dinastía de Akkad).
Es poco lo que se sabe de ella, gracias a la recuperación de algunos pocos restos cerámicos en Ur -entre otros, un disco de arcilla en donde aparece en una procesión -marco probable en el que se recitara el Himno de Inanna-; y sobre todo, contamos con tablillas con sus himnos y poemas, en versiones sumerias y akadias, a través de los cuales podemos vislumbrar una mujer con una personalidad fuerte, decidida, capaz de encarnar los distintos aspectos de Inanna como Diosa Madre y Dadora de Vida, benévola Diosa del Amor, pero también terrible y fiera Diosa Guerrera, capaz de enfrentarse a las potencias infernales para restablecer el Orden tras la aparente victoria del caos.

Enheduanna tuvo que ser además de culta, valiente; educada con refinamiento, y posiblemente iniciada en los Misterios, en las Escuelas Sacerdotales que existían entorno a los Zigurats, las Torres de Babel (Bab-Ili, Puerta de los Dioses). Estas pirámides escalonadas, tan parecidas a las pirámides precolombinas de Centroamérica, servían de escalera hacia el cielo, de puente entre la Tierra (KI) y el Cielo (AN): cuando en la Lista Real Sumeria subrayan “y la realeza descendió del Cielo” no hacen sino reflejar de forma simbólica un hecho que aparece en los mitos de todo el mundo: la Edad Heroica, cuando los Semidioses, de la estirpe de Zeus gobernaban en la Tierra, en la mitología china, cuando el mítico Primer Emperador desciende sobre un Dragón; recuerdos, en forma de mitos, de acontecimientos que, (según la Doctrina Secreta, tuvieron lugar en la transición de la Tercera a la Cuarta Raza,) cuando tuvieron que “descender del Cielo” los llamados en la India Manasaputras, portadores del Manas o Chispa Mental, la antorcha de Prometeo; los Pitris, Padres de la Humanidad, fundando las Escuelas de Misterios, para despertar y formar a los primeros Sabios y Reyes. Esas Escuelas de Misterios perduraron en el Egipto histórico, en los Colegios Sacerdotales mesopotámicos, en los Mags iranios...¿?

Cuando Enheduanna escribe el Himno a Inanna no sólo ejerce de poetisa, cuando compone este poema para ser cantado en el ritual correspondiente, es consciente del efecto de la repetición de palabras, determinados sonidos, asociados a notas musicales, perfumes, colores, símbolos, estatuas, elementos, en suma, “cargados” de determinadas energías, estos himnos, palabras sagradas, cantadas o recitadas como mantrams servirían para despertar esas “energías”, esos devas, y estos himnos, hieros logoi, se convertirían en puentes para elevar el Alma hasta ponerla en contacto con lo Superior.

Homenaje a Nadine Gordimer (acuarela 160 €)



1991 NADINE GORDIMER

Nadine Gordimer
(Sudafrica, 1923)

Novelista y escritora de cuentos surafricana, premio Nobel, valorada por su estilo apasionado y ameno. Su obra se nutre de los sentimientos de frustración social y política en una Suráfrica dividida racialmente, y refleja su postura crítica a la censura política y al racismo. Gordimer nació en Springs (Suráfrica), en una familia judía de clase media y estudió en la Universidad de Witwatersrand. Publicó su primer cuento a los 15 años.

Después de La suave voz de la serpiente (1956), su primer libro importante de cuentos, publicó Seis pies de tierra (1956), La huella del viernes (1960, ganadora del premio literario W.H. Smith and Son de 1961) y No para publicarlo (1960). Estos libros narran incidencias de la vida cotidiana en Suráfrica, a menudo desde el punto de vista de una persona de clase media, analizando las tensiones entre los distintos grupos raciales bajo la rígida segregación del apartheid.

Sus novelas Mundo de extraños (1958), Ocasión para amar (1963) y El desaparecido mundo burgués (1966) también abordan estos temas.

Gordimer presenta la situación de la gente de color con gran sensibilidad para expresar los sentimientos encontrados de la gente blanca liberal, forzada a vivir en un sistema que creen equivocado.

Su novela El conservador (1974), que describe cómo un hombre blanco explota a sus empleados negros para su lucro personal, compartió en 1974 el premio Booker.

La hija de Burger (1979) explora los sentimientos divididos de una mujer blanca sobre el apartheid cuando su padre comunista es encarcelado por oponerse al sistema.

Gente en julio (1981) mira hacia el futuro retratando una familia blanca que logra huir de una guerra civil gracias a la ayuda de sus criados negros.

En La historia de mi hijo (1990) un joven negro trata de entender los conflictos de la vida privada y pública de su padre.

En 1991, Gordimer ganó el Premio Nobel de Literatura.

En 1994 escribió la novela Nadie que me acompañe

Envidia de la Reina Faraón (acuarela 50 €)



Hatshepsut (Egipto 1499 1457 a.C)

El reinado de Hatshepsut significó uno de los más prósperos y florecientes de toda la dinastía XVIII de la civilización faraónica, aunque su persona, su imagen, su actuación y en definitiva su vida entera nos ha llegado mutilado por la furiosa destrucción de su memoria que se realizó tras su muerte.

Detrás del perfil humano de la reina descubrimos una mujer fascinante, decidida, firme y poderosa, que no duda en declararse hija legitima de los dioses y convertirse en “faraón”, desafiando las antiguas leyes y tradiciones egipcias que desde tiempos inmemoriales siempre habían situado a un varón en el trono.
Hatshepsut, la reina faraón se nos revela como una de las personalidades más brillantes y cautivadoras no sólo de la Historia Antigua, sino como una mujer excepcional dentro de un mundo masculino y de rígidas convicciones.

Hatshepsut, que en ocasiones ha sido considerada como una mujer ambiciosa y sin escrúpulos, se nos presenta como una firme luchadora por los derechos que como Hija Real le corresponden. Independientemente de su sexo, y apoyada por sus fieles seguidores, consigue lo que en principio parecía imposible: ser faraón de Egipto.

La Firma con sangre de Sor Juana Inés (Vendido 150 €)



SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

(1648-1695) Filósofa, poeta y genio, fue una figura de relieve en el virreinato de México en el Barroco. Trabajó en la corte como dama de honor hasta que, ante la disyuntiva del matrimonio forzoso o la vida intelectual del convento, decidió hacerse monja. Sor Juana Inés consagró su vida al estudio y a la fe. Poseía una biblioteca de más de 400.000 volúmenes y era visitada en su celda por importantes personajes del momento.

Escribió célebre comedias, poesías memorables y obras de corte filosófico-teológico, como la Carta Atenagórica (1690). Pero tras ser reprendida por el obispo (a quien dirigió su escrito Respuesta a sor Filotea), tuvo que limitarse a la obediencia modesta donando su biblioteca y firmando con su propia sangre una declaración de sumisión a Dios.

Curiosidad: Muy famoso es su poema "Hombres necios" donde planta cara al androcentrismo que sufrían las mujeres de su época.

La Felicidad de la marquesa de Chatelet (Vendido 180 €)

sábado, 5 de junio de 2010



MARQUESA DE CHÂTELET

(París, 1706-1749) Esta filósofa y científica aficionada a las teorías físico-matemáticas de Leibniz y Newton, se disfrazaba de hombre para participar en las reuniones que hacían los científicos en los cafés parisinos.

Tras ocho años de aburrido matrimonio, se hizo amante de Voltaire y convivió con él durante quince años. Su casa se convirtió en un lugar muy frecuentado por los científicos newtonianos.

Emilie y Voltaire escribieron juntos la obra Elementos de la filosofía de Newton que, sin embargo, sólo fue atribuida a él. Por otro lado, ella escribió Instituciones de física (1740), para iniciar en este estudio a su hijo. También tradujo los Principios matemáticos de la filosofía natural de Newton al francés, introduciendo así al físico en su país.

Es muy conocida otra obra de la marquesa sobre la felicidad, llamada Tratado de la felicidad (1747). Según su postura, para conseguir la felicidad hay que dejar fluir las pasiones y los placeres, liberándose de los prejuicios.

Tras su larga relación con Voltaire, Emilie tuvo otra relación con el marqués de Saint-Lambert y murió al dar a luz a un hijo suyo.

Homenaje al Pacífico Sur de Margaret (acuarela 150 €)




MARGARET MEAD (1901-1978)

Margaret Mead, norteamericana, famosa en el área de la antropología cultural del siglo XX. Se doctoró en antropología en 1929, en la Universidad de Columbia.
Allí trabajó, desde 1954, como profesora adjunta de antropología.

En 1925 realizó su primer trabajo de campo en Samoa centrándose en el estudio de las chicas adolescentes, y en 1929 viajó a las islas Manus de Nueva Guinea, donde investigó sobre las historias, cuentos y relatos utilizados por adultos para la educación y socialización de los niños. Su trabajo de campo en Guinea, sirvió entre otros aspectos para demostrar que los roles de género difieren de una sociedad a otra.

Posteriormente, en Bali exploró nuevas formas para documentar el paso de la niñez a la etapa adulta, y la forma en la que la sociedad plasma este tránsito a través de símbolos.

Justo antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial (que le obligó a suspender su investigación en el Pacífico Sur), fundó junto con Benedict el Instituto de Estudios Interculturales, en 1944.

El impacto y consecuencias de la guerra definió a Mead como una personalidad defensora de la idea de la superación y posibilidad humana para el cambio, frente a un pensamiento intelectual generalizado mucho más pesimista acerca de esta concepción.

Consideraba que los patrones de racismo, belicismo y explotación ambiental eran costumbres adquiridas, y que la sociedad humana era capaz de modificar dichos esquemas para construir nuevos principios sociales totalmente distintos.
Mead fue profesora de varias instituciones, y destaca especialmente su carrera en el Museo de Historia Natural, en Nueva York.

Fue objeto de múltiples honores y homenajes, siendo presidenta de honor de varias asociaciones e instituciones, entre las que destacan la Asociación Antropológica Estadounidense y la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia. Murió en 1978, dejando un voluminoso legado de libros, escritos y trabajos, correspondiente a una prolífica autora, así como a una admirable personalidad.

El tormento de Camille (acuarela 180 €)



CAMILLE CLAUDEL (1864-1943)

Nace en 1864 en Villeneuve. Mientras su padre comprende la inclinación de Camille hacia el arte, su madre se opone duramente a lo que considera una desviación radical de las reglas que rigen la vida burguesa en la sociedad del momento. Solo encuentra consuelo en su hermano Paul, quien se convertirá en un célebre escritor.

Cuando la familia se traslada a París, ella se inscribe en la Académie Colarossi y mantiene un estudio junto a tres amigas inglesas. Su encuentro con el escultor Auguste Rodin desemboca en una relación amorosa. Camille posa para él y colabora en la realización de las figuras de la monumental Puerta del Infierno de aquel.

La obra de la escultora, muy cercana a la de su maestro, no es nunca una mera copia. Se produce entre ambos un clima de colaboración y enfrentamiento que enriquece la labor mutua. Frecuentan juntos los ambientes artísticos y culturales más importantes del París de la época y pasan juntos largos períodos fuera de la ciudad pero Rodin está unido sentimentalmente a otra mujer, Rose Beuret a quien no tiene intención de abandonar para casarse con Camille.

Una vez rota su relación con el escultor, entra en su vida Claude Debussy pero también él está unido a otra mujer. Mientras, sus obras alcanzan cierto éxito y aparecen con frecuencia artículos sobre ella en las revistas de arte.

Algo inestable emocionalmente, sus crisis nerviosas empiezan a ser cada vez más frecuentes llegando, en algunas de ellas, a destruir parte de su obra. No encuentra apoyo en su familia pues su madre y su hermana siguen siendo hostiles a su forma de vida y su hermano Paul está lejos. A la muerte de su padre en 1913 es recluida en un sanatorio psiquiátrico del que ya no saldrá pese a su recuperación y a los desgarrados ruegos que dirige a su hermano. Allí morirá en 1943.

Más conocida por su atormentada existencia que por la calidad de su producción y la extraordinaria modernidad de sus obras, Camille posee una gran habilidad técnica para la escultura dominando a la perfección la talla del mármol. Si bien sus primeras obras llevan el sello indiscutible de Rodin, en las piezas consagradas del escultor se percibe claramente la mirada de Camille quien llegó incluso a permitir que él firmara sus obras. El abandono de 1888 de Camille Claudel sería la respuesta a El beso en bronce de 1886 de Auguste Rodin.

Gertrudis y la abolición de la esclavitud (acuarela 50 €)



Gertrudis Gómez de Avellaneda

Poetisa desde la cuna (1814 -1873), Gertrudis Gómez de Avellaneda estremeció a la Real Academia de la Lengua. Tula, como muchos llamaban a esta bella camagüeyana, llegó a ser una de las más destacadas plumas del romanticismo español, y aun permanece entre las escritoras más distinguidas de nuestra lengua.

Escritora nacida en Cuba y que vivió en España desde los 22 años, su vida fue un cúmulo de desgracias comparables a las de sus personajes. La muerte de su padre y un casamiento apresurado de su madre la hicieron salir de Cuba hacia Europa, donde entró en contacto con la literatura romántica del momento, Victor Hugo, Chateaubriand y Lord Byron.

La muerte de sus dos maridos y el abandono de su amante cuando ella se encontraba embarazada de una niña, que nació muerta, inclinaron su temperamento depresivo y apasionado hacia el espiritismo y periodos de retiro religioso, aunque siempre contó con el apoyo de escritores como José Zorrilla, Fernán Caballero, José de Espronceda, o Alberto Lista; sin embargo, su espíritu independiente y sus escándalos amorosos también le valieron las críticas de personajes como Marcelino Menéndez Pelayo, que impidió que entrara en la Real Academia Española.

Escribió poesía, novela y teatro y destacó en los tres géneros, al incorporar a las letras españolas el ambiente caribeño, sentido en Europa como exótico, en un tono melancólico y nostálgico. Son ejemplo de ello sus novelas Guatimozín, último emperador de México (1846) o El cacique de Turmequé (1860). Su compromiso social se hace patente en Sab, la primera novela antiesclavista de las letras españolas.
Su poesía se centra en el tema del amor desdichado y pesimista como puede verse en algunos de sus sonetos más conocidos: Al partir, A él, A la poesía, publicados antes de 1841 y recogidos en un libro de poemas en 1851.

En el teatro, intentó fundir la tragedia clásica con el drama romántico pero sin caer en los excesos de éste, como en los dramas operísticos Saúl (1849) o Baltasar (1858), considerada la mejor de sus obras por el retrato psicológico de sus personajes.

Gertrudis Gómez de Avellaneda, a pesar de haber sido una autora muy valorada en su época, pasó después por un periodo de olvido, pero la crítica actual la considera una precursora del feminismo moderno tanto por su actitud vital como por la fuerza que imprime a sus personajes femeninos literarios.

Dominó la poesía con pasión. Sus dramas llenaron los teatros de la Península. Sus obras se discutieron el primer y segundo premio, a la vez, en los Juegos Florales más selectos de Madrid. La Real Academia de la Lengua, aterrorizada por la habilidad que poseía la adorable criolla, se negó a aceptarla bajo el pretexto de la saya. Emocionalmente destruida por la injusticia, continuó creando obras inmortales hasta el fin de sus días.

Además de ser reconocida como una de las más refinadas, y a la vez de lenguaje más sencillo, poetisas de nuestro idioma, la Avellaneda trató con dos temas primordiales de la literatura universal. Su novela Sab es una de las mejores obras en la abolición de la esclavitud.

Pocos años antes de morir, en 1867, publicó un libro de oraciones, o pensamientos religiosos, llamado Devocionario que la sitúa entre las místicas de pensamientos más elevados.

Dos juicios sobre la Avellaneda, sin duda contrapuestos, pero con el mucho aval que les confieren quienes los emiten:

"No hay mujer en Gertrudis Gómez de Avellaneda: todo anunciaba en ella un ánimo potente y viril; era su cuerpo alto y robusto, como su poesía ruda y enérgica; no tenían las ternuras miradas para sus ojos, llenos siempre de extraño fulgor y de dominio: era algo así como una nube amenazante". "... la Avellaneda no sintió el dolor humano: era más alta y más fuerte que él; su pesar era una roca...". José Martí.
"Lo femenino eterno es lo que ella ha expresado, y es lo característico de su arte, y lo que la hace inmortal, no sólo en la poesía lírica española, sino en la de cualquier otro país y tiempo; es la expresión, ya indómita y soberbia, ya mansa y resignada, ya ardiente e impetuosa, ya mística y profunda, de todos los anhelos, tristezas, pasiones, desencantos, tormentas y naufragios del alma femenina". Marcelino Menéndez y Pelayo.

El naturalismo de Grazia (acuarela 80 €)



1926 GRAZIA DELEDDA

Grazia Deledda
(Italia, 1871-1936)

Novelista y premio Nobel italiana perteneciente al movimiento naturalista. Nació en Nuoro, Cerdeña y, desde su matrimonio, vivió en Roma.

Escritora prolífica, produjo muchas novelas y narraciones cortas que evocan la dureza de la vida y los conflictos emocionales de los habitantes de su isla natal.

Elias Portolú (1903) es la historia de un ex-presidiario enamorado de su cuñada. Cosima (1937), en cambio, es una obra de carácter autobiográfico.

Su novela más conocida, La madre (1920), explora la relación entre un sacerdote y su madre, a la que adora, mientras que Cenizas (1904) trata también de una madre y su hijo, aunque desde un punto de vista distinto.

En 1926 Deledda recibió el Premio Nobel de Literatura.

El Mundo de las Mujeres (óleo sobre lienzo 200 €)



Historiadores e historiadoras tienen ante si la responsabilidad de romper el silencio - quebrado apenas por un puñado de nombres repetidos circunstancialmente - para devolverles a las mujeres el espacio, la voz y 1a acción olvidados y rescatar del anonimato tanto heroísmo y talento. Porque no es sólo 'injusto sino históricamente inexacto’ ignorar lo que le sucedió y lo que protagonizó la mitad le la población de nuestro país.

Se hace impostergable cambiar el estado de las cosas que arroja hoy un balance tan desfavorable para nuestras mujeres, evitar que se repita lo que es "tan natural" en los libros por los que estudiamos y estudian aún hoy las nuevas generaciones: que se pretenda, apenas con unos párrafos de un grueso volumen o en un par de documentos de una extensa colección agotar la historia de ellas o en las que ellas fueron partícipes, que ha sido tan rica en todos los ámbitos de la vida social, cultural; económica y política del devenir mundial.

Es por ello que cualquier iniciativa, cualquier gesto - por modesto que sea - por develar esa parte oculta de la historia y erradicar el mito de las "grandes mujeres" concebidas sólo a la sombra de maridos o parientes, debe ser apoyado calurosamente. Porque sin contar con la mitad de la población humana ni registrar en la memoria colectiva sus aportes, las posibilidades de desarrollo estarán siempre mediatizadas, serán incompletas e insuficientes y de un sesgo sexista no sólo injusto como también irracional.

Para conmemorar el 8 de marzo, en 2005, Elsa López, escribió un artículo titulado “La invisibilidad de las Mujeres” que reproducimos a continuación, porque resume muy bien el tema que tratamos:

“Lo son. Unas veces más y otras, menos. Pero lo son: invisibles, transparentes. Están en escena y no se las ve. Presiden instituciones, congresos, departamentos sociales, y no se las ve. Pintan, escriben, componen, dirigen orquestas, crean arte, y no se las ve. Se silencian sus nombres o se las aparta del canon que es lo mismo que no ser.

Porque si no se las nombra, no son nada. Nadie duda de que hubo escritoras espléndidas en todas las épocas dignas de ocupar un lugar destacado en las mejores enciclopedias o artistas dignas de tener colgadas sus obras en los mejores museos. Y si nadie lo duda, ¿por qué no están? ¿Quién ha borrado sus nombres de esas páginas? ¿Quién o quiénes han olvidado colocarlas en el sitio que les corresponde?

Es necesario pronunciar esos nombres para que existan. Debemos escribir sus nombres por las paredes del mundo para reivindicarlas, para hacerlas visibles. Para darles la vida que no tuvieron.


Hay cosas que es mejor no nombrarlas para no hacerlas evidentes. Esa es la clave para entender el silencio creado alrededor de las mujeres. La visibilidad de una mujer está permitida siempre y cuando responda a los cánones que los hombres han creado. Ninguna mujer que tenga voz propia, que sea beligerante o emprendedora, es aceptada por la mayoría de las sociedades patriarcales. Y si una mujer así existe, se procura minimizarla, ridiculizarla, quitarla de en medio.

Ningún macho al uso consiente en ser dirigido, informado o puesto en su sitio por una mujer. No se cuestiona la autoridad cuando es un hombre quien manda. Se cuestiona cuando es una mujer. Una situación semejante crea en ellos tales conflictos de personalidad, tales esquizofrenias que, en cuanto te descuidas, te saltan a la yugular. Van a degüello.

En el momento que las mujeres aparecen en escena y actúan libremente, ellos comienzan a ponerse nerviosos y a desenvainar las espadas. Y ruedan cabezas. Las de ellas, claro. No hay otra explicación para tanta masacre. La creciente violencia contra las mujeres es una prueba que certifica lo que digo.

Cuando alguien opina que antes no ocurrían estas cosas siempre contesto lo mismo: si, si ocurrían, pero, o no se conocían, excepto que alguna se atreviese a mostrarlas, en cuyo caso sólo cabía esperar el desprecio y la marginación, o eran tan sumisas que “no daban motivos” para soluciones tan cruentas.

Porque ellos no soportan la voz, la discrepancia o la agresividad de quienes tradicionalmente estuvieron en silencio soportando humillaciones, palizas, o una amorosa indiferencia.

Hoy, en un día tan especial para nosotras, yo haría un ruego a tantos hombres que creen en una sociedad justa: que nos miren con los ojos de la admiración y del asombro; que nos nombren, que nos designen por nuestro nombre y por lo que él significa. Que nos ayuden a construir una sociedad madura donde al anunciarse nuestra presencia, hombres y mujeres, por igual, se levanten de sus asientos con devoción y respeto. No puedo pedir más. Ni menos. Autoría: Elsa López. Fuente: http://www.ciudaddemujeres.com

Aunque en la actualidad se piensa que el intento de visibilizar a las mujeres es una cuestión prácticamente feminista, llevada a cabo mayoritariamente por mujeres, no hay que olvidar que a lo largo de la Historia han sido muchos los que han intentado que los logros de las mujeres no quedaran en el olvido. La catedrática lola Pérez Sedeño, cita algunos de estos esfuerzos:

Las primeras obras tomaron la forma de enciclopedia, con la pretensión primordial de mostrar que las mujeres eran capaces de grandes cosas y que, por tanto, debían ser admitidas en las instituciones culturales. Dichas enciclopedias tenían un carácter general, es decir, estaban dedicadas a los logros en todos los campos. Giovanni Boccaccio escribió una obra de este tipo entre 1355 y 1359, De claris mulieribus, en la que presentaba la biografía de 104 mujeres notables, aunque la mayoría eran reinas (reales o míticas).

Agustín de la Chiesa publicó en 1620 “Theatrum literatar feminarum”.
Johan Frauenlob « Die Lobwürdige Gesellschaft der gelehrten Weiber », en 1631.
Margerite Buffet, « Eloge des illustres sçavants anciennes et modernes » (1668).
En la Historia “Mulierum Philosopharum”, publicada en 1690, Gilles Menage daba cuenta de los logros de filósofas antiguas y contemporáneas, para apoyar su propuesta de que las mujeres fueran admitidas en la Académie Francaise. Pero, como observa el propio Menage, su propuesta no tuvo resultado alguno.

A mitad del siglo XVIII aparecieron las primeras enciclopedias específicas sobre la mujer en las ciencias naturales y la medicina. Así por ejemplo, Jérome Lalande, en su Astronomie des dames (1786) –que entra de lleno en el género de la literatura científica «para damas»– incluía una brevísima historia de las astrónomas (¿tal vez la primera?).

En la década de 1830 Christian Friedrich Harless escribió “Die verdienste der Frauen um naturwissenschaft, Gesundsheits und Heilkunde” (La contribución de las mujeres a la ciencia natural, la salud y la curación). En dicha obra, pretendía «llenar un vacío» existente en las historias de su época y proponía una historia evaluadora de las aportaciones de las mujeres en todos los campos de las ciencias naturales, geología, antropología y medicina.

Estas historias muestran algo que, a veces, se olvida, se desconoce o se oculta: que las mujeres siempre se han sentido atraídas por el conocimiento, en general, y el científico, en particular.

El Patio de Oliva (acuarela 75 €)




OLIVA SABUCO (1562-¿)

Oliva Sabuco de Nantes y Barrera nació en Alcaraz (Albacete). Fue educada por eruditos de Alcaraz, como Pedro Simón Abril. En 1580, se casó con Acacio Buedo, y falleció en fecha desconocida.

En Oliva se resume el espíritu del segundo renacimiento español, en el que destacan figuras como Fray Luis de León, San Juan de la Cruz o Santa Teresa. La obra que le ha dado el merecido prestigio es “Nueva Filosofía de la Naturaleza del Hombre, no conocida ni alcanzada por los grandes Filósofos antiguos, la cual mejora la Vida y la Salud humana”. En este libro, escrito como un diálogo entre tres pastores, Oliva Sabuco nos explica cómo las emociones menoscaban la salud y causan la muerte prematura. Invita a los médicos a tratar al paciente en su todo: cuerpo, mente y ánima.

Su valor principal es el de ser una obra didáctica destinada a acercar la cultura sanitaria a las élites culturales y a extenderla desde ellas a todas las gentes. En ella, esta mujer se nos muestra tan adelantada a su tiempo que en la mitad del siglo XVI se permite poner en liza los métodos de la medicina en vigor, apoyada en su desafiante reexamen de las características de la naturaleza humana.

La fama de su trabajo crece desde la primera edición de 1587 a lo largo de las ocho ediciones, hasta la de 1734. “Nueva Filosofía” tuvo cierta divulgación en Europa. En Inglaterra se usan discretamente o se plagian poco después sus citas y análisis. Muchos aspectos de la obra de Sabuco siguen siendo compatibles con la Filosofía y la Ciencia contemporáneas.

Desde la primera edición y durante varios siglos la obra se publicó bajo el nombre de su autora, aunque siempre hubo quien dudó de su autoría por considerar que resultaba demasiado intelectual para ser obra de una mujer. Desde comienzos del S. XX, se ha cuestionado la autoría de Oliva sobre esta obra, tras el hallazgo de un documento notarial en el que aparece un añadido final, según el cual su padre (el llamado Bachiller Miguel Sabuco) se declara a sí mismo autor de la “Nueva Filosofía”, aduciendo que puso por autora a su hija para darle nombre y honra, reclamando el dinero que genera la publicación. Pero no aporta ninguna prueba ni testigos, y las intenciones manifestadas en este añadido son puramente lucrativas, tratando de apoderarse de los beneficios económicos de la publicación de la obra. Por tanto, debe ser desestimada esta pretensión.

En el momento presente, prosigue la polémica entre quienes niegan la autoría a Oliva, desde posiciones dogmáticas, acientíficas y decadentes, basándose en prejuicios machistas, falacias y manipulaciones, y por otra parte, quienes respaldan la justa y real autoría de Oliva Sabuco sobre la Nueva Filosofía, basándose en el Derecho, la Justicia, la investigación científica y el rigor lógico, sustentándose en numerosas y abrumadoras pruebas obtenidas con impecable metodología científica.

El niño de Marion (acuarela 170 €)




Marion Donovan era una madre joven en la era del baby boom. Estaba desesperada por las incomodidades de los pañales de tela e inventó un cubierta plástica para prevenir que los bebés se mojasen con tanta frecuencia y así no cambiarlos tan asiduamente, usando para ello una cortina de ducha.

En 1946, comenzó a experimentar con cubiertas impermeables, tela de nylon y por último con un material usado para paracaídas.

La patente le fue concedida en 1951. En esa época ya comenzaba a experimentar con el pañal de papel. En un principio su idea no fue muy bien acogida y tuvo que invertir ella misma en su producción.

Diez años más tarde ella vendía su compañía por un millón de dólares.

La Fuente de Lavinia (acuarela 75 €)



LAVINIA FONTANA (1552-1614)

Nace en Bolonia en 1552 y aprende los primeros rudimentos de la pintura en el taller de su padre Prospero Fontana, pintor de éxito que había trabajado en Roma y Florencia.

Lavinia tuvo acceso desde muy joven a importantes colecciones de arte y conoció personalmente a los protagonistas de la escena artística de su tiempo, lo que le permitió desarrollar con seguridad sus dotes de artista.

Aunque dominó diferentes géneros, la hicieron famosa los retratos de damas de su tiempo, para lo que era muy requerida.

Presenta a sus modelos en una pose natural, leyendo un libro o acariciando un perrito y una mirada pensativa y absorta. Son retratos generalmente de tres cuartos en los que destaca la calidad y riqueza de los ropajes y joyas, pintados con gran detalle.

Se casó con un alumno de su padre, Gian Paolo Zappi, un pintor mediocre, quien dejó su propia carrera para dedicarse a gestionar la de su esposa y madre de sus once hijos.

A la muerte de su padre, se traslada con su familia a Roma donde llega a ser pintora de la Corte del Papa Clemente VIII y elegida miembro de la Academia. Muere en esta ciudad en 1614.

Homenaje a Artemisa Gentileschi (acuarela 140 €)



ARTEMISA GENTILESCHI (1593-1652)

Nace en Roma en 1593 y es hija del pintor Orazio Gentileschi. Ya desde pequeña se acerca a la pintura observando los cuadros de su padre, quien deseaba que fuera monja y la mantiene prácticamente encerrada en casa, permitiéndole el acceso al taller con la condición de que nadie le dirija la palabra. Los esfuerzos por proteger a Artemisia fueron inútiles ya que fue violada por un discípulo suyo, Agostino Tassi, siendo torturada por el tribunal para corroborar su historia. Según otros autores, se trató de un engaño ante una promesa de matrimonio que fue incumplida. Se interpuso una demanda y el proceso concluyó con una leve condena de Agostino Tassi.

Se traslada a la Florencia de Cosme II con motivo de su matrimonio con un pintor florentino, elegido por su padre, después del juicio de 1612 que debería devolverle la honra y alejarla del lugar de los hechos.

Vuelve a Roma hacia 1620, donde mantiene una relación amistosa y profesional con el pintor francés Simon Vouet. Hacia 1631 se traslada a Nápoles, donde frecuenta el grupo de pintores caravaggistas y desde allí realiza un viaje a la Corte de Carlos I de Inglaterra en 1638, regresando a Nápoles tres años después residiendo en esta ciudad hasta su muerte en 1652.

El estudio de su obra se ha visto muy influenciado por los acontecimientos de su vida, sobre todo por el episodio de Agostino Tassi, y por la interpretación de los mismos. Algunos autores la definen como una joven lasciva que aprovecha sus encantos para obtener el éxito en una profesión preferentemente masculina, en cambio otros la consideran una víctima en busca de venganza.

Según esto, han querido verse detalles autobiográficos en sus famosos lienzos “Judit decapitando a Holofernes” del Museo di Capodimonte (1612-13) y de la GallerÍa degli Uffizi (1620) o “Susana y los viejos” de Pommersfelden (1610). Es también notable su “Autorretrato como alegoría de la Pintura” del Kensington Palace (1630) basado en la descripción que hace Cesare Ripa en su libro De Iconologia de la alegoría de la musa griega de la Pintura. Este cuadro "es, en primer lugar, una representación de la artista y, al mismo tiempo, un discurso sobre la teoría de la pintura, una declaración de principios y una afirmación del propio carácter y valor como pintora de su autora" según la profesora Francisca Pérez Carreño.

La influencia de Caravaggio se aprecia en la monumentalidad de sus figuras, el naturalismo, el uso del claroscuro y el sentido dramático de la escena mientras que un uso del color más rico y variado y el virtuosismo en la pintura de telas y materiales remite más a su padre y al ambiente florentino. Fue una pintora de éxito, consciente de su papel de artista, que viajó al extranjero y fue respetada en la profesión hasta el punto de ser admitida en la Academia del Diseño de Florencia en 1616 (fue la primera mujer admitida en la Academia desde su fundación en 1563.

El Convento de Juana Inés de la Cruz (acuarela 90 €)



Juana Inés Asuage Ramírez nació un 12 de noviembre de 1648 o 1651 según distintos investigadores, en el pueblo de San Miguel Nepantla, hoy Estado de México. Su padre era vasco mientras que su madre era mexicana.. Dice Alejandro Soriano Vallés que antes de haber cumplido los tres años es cuando Juana Inés, acompañando a su hermana a la escuela, se "encendió" en "el deseo de saber". Lo que se inició a tan tierna edad no concluiría sino con su vida, la cual será un esfuerzo prolongado en tal dirección. Más tarde, tras oír "decir que había Universidad y Escuelas en que se estudiaban las ciencias", suplicó a su madre que le "mudara" el traje y la enviara allí. Es necesario aclarar que tan simpático ruego infantil fue naturalmente desatendido por la madre, quedando sólo como uno más de los mitos así como el que señala que Juana Inés hubiera utilizado vestimentas varoniles para asistir a la universidad. Lo que sí es cierto es que sus estudios se iniciaron, de modo azaroso, en los libros encontrados en casa de su abuelo materno en Panoayan, donde se crió. Asegura la poetisa que la reprendían para "estorbárselo", pero ella, encendida de amor por la verdad, no cesó, como no lo haría jamás, en su empeño.

Juana Inés –prosigue Soriano Vallés- se inició como autodidacta, y siempre lo sería. Sin embargo, fue dueña de una capacidad intelectual superior a la de la mayoría y, además, pervive la fama de su belleza física. Una vez que su familia decidió enviarla a vivir a casa de unos "deudos" que tenía en la ciudad de México (probablemente Juan de Mata y María Ramírez, tíos suyos, aprendió allí latín ("en que creo no llegaron a veinte las lecciones que tomé" nos dice con Martín de Olivas) y, poco más tarde, hacia 1665, debido a las razones antes mencionadas, entendimiento y hermosura, fue "introducida" en el palacio virreinal.

Explica el p. Calleja cómo la virreina, Leonor Carreto, marquesa de Mancera, encantada con ella, no "podía vivir un instante sin su Juana Inés". Mujeres cultas ambas, debieron gozar mutuamente de la presencia de la otra, aunque, como es lógico, fuese la poetisa la mayor beneficiada. Empero, ni aun así quitaba tiempo a sus estudios. Y éstos eran de tal nivel que el virrey, de regreso en España años después, contaba el modo con que, en aquel entonces, deslumbrado por los conocimientos de la niña, la mandó examinar juntando alrededor de cuarenta sabios en palacio. Entre ellos los había de diversas facultades, e incluso así Juana Inés respondía a las preguntas de modo tan correcto y desenvuelto como "un galeón real [...] se defendería de pocas chalupas" que lo embistieran.

Pero la jovencita, que hacía poesía desde los 8 años (¡"porque la ofrecieron por premio un libro"!, explica Calleja), deseaba, en realidad, sólo eso: estudiar.
El genio de la poetisa se manifestó, entre otras maneras, así, sabiendo transmitirnos sensaciones que no necesariamente fueron las suyas. En cuanto al ingreso al convento, existen otras causas. La estancia en palacio volvió a la joven sumamente conocida y deseada: "de modo que en breve tiempo/ era el admirable blanco/ de todas las atenciones", nos dice en unos versos que la generalidad de la crítica considera autobiográficos. Juana Inés, bella e inteligente, pero pobre, no podía, no debía permanecer en la corte virreinal. Sin embargo, en aquella época la mujer no tenía muchas opciones. Comenta Calleja al respecto que se hallaba amenazada su virtud, pues "la buena cara de una mujer pobre es una pared blanca donde no hay necio que no quiera echar su borrón; que aun la mesura de su honestidad sirve de riesgo". Entonces, a la niña que no deseaba casarse le quedaba en el México virreinal el camino del convento, en este caso el de San José de las Carmelitas Descalzas, ya que este camino era la única opción que tenía una mujer para poder dedicarse al estudio. Apenas tres meses después de su ingreso, se vio forzada a abandonar el convento, pues la severa disciplina de la orden hizo grandes estragos en su salud.

Un año y medio permaneció en Palacio y después regresó a la vida de religiosa, esta vez en el convento de San Jerónimo. El 24 de febrero de 1669 tomó los votos definitivos y se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz.

Dentro del convento Juana desempeñó los cargos de bibliotecaria y encargada de la contaduría y fue una monja devota y rigurosa con sus obligaciones, sin embargo, el estudio de la ciencia y las letras fueron siempre para Sor Juana "su mayor delicia". Esto le trajo constantes regaños por parte de su confesor, el padre Antonio Núñez de Miranda, (quien pensaba que esto no era correcto para una monja) y también por el frecuente contacto con las más altas personalidades de la época debido a su gran fama intelectual.

Esta amistad con las virreinas queda plasmada en versos que, usando el código del amor cortés, han llevado a algunos a una errónea interpretación de las mismas, en aras de ciertas tendencias homosexuales. A las dos que coincidieron temporalmente con ella les escribió poemas bastante encendidos, y a una le dedicó un retrato y un anillo. Fue precisamente una de las virreinas la primera en publicar poemas de Sor Juana.

Sor Juana se vio involucrada en una disputa teológica, a raíz de una crítica privada que realizó de un sermón del muy conocido predicador de la época Antonio Vieira, que fue publicada por el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz, quien la prologó bajo el seudónimo de Sor Filotea, lo que provocó la reacción de la poetisa a través del escrito "Respuesta a Sor Filotea", donde hace una encendida defensa de la labor intelectual de la mujer.

Poco antes de su muerte, Sor Juana fue obligada por su confesor a deshacerse de su biblioteca y su colección de instrumentos musicales y científicos. Recuérdese que en su tiempo la Santa Inquisición estaba activa. Murió a los cuarenta y tres años, durante una epidemia.

Entre sus obras se cuentan montones de poemas galantes, poemas de ocasión para regalos o cumpleaños de sus amigos, poemas de vestíbulo sobre pies o consonancias sugeridos por otros, letras para cantarse en diversas celebraciones religiosas, y dos comedias llamadas "Amor es más laberinto" y "Los empeños de una casa".

Según ella, casi todo lo escrito era por encargo y la única cosa que escribió por gusto propio es un poema filosófico llamado "El sueño", que muchas veces se edita bajo el título de "Primer sueño". Se trata de una alegoría de varios cientos de líneas, con forma de silva, a propósito del ansia de saber, el vuelo del pensamiento y su consecuente trágica caída. Además, en 1689 apareció en España el primer volumen de sus Obras, Inundación castálida.

El secreto de Alice Guy (óleo sobre lienzo 200 €)




Alice Guy (París 1873 – New Jersey 1968) fue la primera persona, hombre o mujer en llevar un film narrativo a la pantalla. Es considerada la primera directora de cine. Ella dirigió, produjo y/o supervisó más de 300 películas y el resto de tiempo se dedicó a intentar probar al resto del mundo que eso era lo que había hecho. Sus producciones tocaban todos los géneros, desde cuentos de hadas y cuentos fantásticos a parábolas religiosas, pasando por comedias románticas o películas policíacas.

Alice Guy nació en Paris. Era la hija pequeña de un famoso escritor lo que la llevó a desarrollar su amor por las artes y la literatura. En 1885 empezó a trabajar como secretaria de Gaumont, cuando su organización se dedicaba todavía a fabricar equipos de fotografía.

En ese mismo año Louise Lumière invitó a Gaumont a que viera el nuevo aparato que había construido, una cámara que hacía que las fotos fijas se convirtieran en movimiento. A Madame Guy le fascinó el aparato.

Algo más tarde Gaumont hizo su propia versión de la cámara de 60 mm. de Lumière sin saber muy bien que era lo que iba a hacer con su nuevo aparato. A Alice se le ocurrió que podría escribir unas pequeñas historias y realizarlas para divertir a los potenciales compradores del aparato. Cuando le sugirió esta idea a Gaumont él dijo: "Como tú quieras... no es más que un juguete para niños..."

Así que se lo permitió (siempre y cuando no abandonara sus tareas como secretaria). Y así fue cuando ese mismo año Alice Guy realizó la primera película narrativa: "La Fee aux Choux".

El invento de Alice tuvo tanto éxito que los equipos de la empresa de Gaumont comenzaron a venderse estupendamente. Así que el Señor Gaumont tuvo que eximir a Madame Alice Guy de sus tareas de secretaria. Desde aquel momento ella estuvo al cargo de la nueva productora del Señor Gaumont. Todas las películas que ella hizo en esta época de su vida fueron proyectos muy ambiciosos: desde escenas de óperas a escenas militares. En la mayoría de estos filmes, utilizó trucos cinematográficos como la doble exposición del negativo, dándole la vuelta al negativo, etc. Estos trucos o "técnicas" han sido generalmente atribuidos a Méliès.

En 1907, Alice Guy conoció a Herbert Blanch, un cameraman de la empresa Gaumont. Se casaron y a los pocos días se fueron a vivir a Los Estados Unidos. Alice dejó su trabajo como realizadora durante tres años para dedicarse a las tareas domésticas. En Nueva York tuvo a su primera hija, Simone. Pero en 1910, Alice ya estaba aburrida de la vida doméstica y volvió a la dirección y fundó con su propio dinero una productora "Solax Company". Entre 1910 y 1914 la compañía produjo 325 películas de distintos tipos y duraciones y, se dice que, alrededor de 50 fueron dirigidas por la directora de la empresa.


Fue capaz de adaptarse perfectamente a los gustos de los americanos y su empresa consiguió un gran éxito. Tanto fue así que pudo mover sus estudios a Fort Lee en New Jersey y construir uno de los mejor equipados estudios del mundo. Al principio de su carrera ella nunca estuvo especialmente interesada en la publicidad ni de sus películas ni de ella misma; simplemente quería hacer su trabajo y hacerlo bien. Cuando creó su gran compañía cinematográfica empezó a prestar algo más de atención y a imponer más su autoridad, sin embargo los periódicos nunca dejaban de decir la estupenda atmósfera que se respiraba en los Estudios Solax.

Guy era de todas formas una mujer del siglo XIX, decía creer fehacientemente en las estructuras familiares de la época, consideraba a las mujeres como el sexo débil y se decía no feminista. Decía que el sitio adecuado de las mujeres era delante de la cámara pero luego se “desdecía” y afirmaba que no había nada en la dirección cinematográfica que supusiera que una mujer no pudiera hacerlo tan bien como un hombre.

Estas contradicciones probablemente vinieran dadas por sus grandes dotes diplomáticas, por no "molestar" a nadie por sus puntos de vista políticos. Se decía de ella que jamás tocaba los temas de las mujeres y hasta se llegó a hablar de su supuesta misoginia, pero, más importante de lo que una persona dice es lo que una persona hace.

Alice sí hizo películas “de mujeres”. Una de ellas fue "The Call of the Rose" (La LLamada de la Rosa).

(La LLamada de la Rosa). En ella se cuenta la historia de una cantante de ópera profesional que se casa con un minero. Ella le sigue y se van a vivir al oeste y la mujer funda una pequeña escuela. Por un tiempo, la mujer es feliz viendo como su marido buscaba oro en las minas. Pero pronto ella se da cuenta del "vacío que le dejaba su inactiva existencia". Deja a su marido y se vuelve al este de los Estados Unidos a continuar con su carrera. El juicio sobre Alice y sus ideas queda abierto al espectador.

Alice Guy fundó otras dos compañías cinematográficas junto con su marido, Herbert, pero a partir de 1919, se hizo casi imposible la posibilidad de competir con Hollywood y ella tuvo que empezar a alquilar los servicios de sus "talentos" a otras compañías más grandes. Fue el comienzo del fin de su etapa en la industria independiente. Finalmente su compañía terminó por caer y su matrimonio con ella. Así que volvió a Francia pero era ya una mujer de mediana edad y en los años 20 no era fácil encontrar trabajo así que decidió volver a los Estados Unidos.

Una vez allí quiso buscar y recuperar sus películas y fue a la Biblioteca del Congreso y a otros archivos de cine y filmotecas pero no encontró casi ninguna de sus películas y de las que encontró se escondían bajo nombres de dirección de sus compañeros. Heck Rabi comenta en sus escritos que ella ya se lo esperaba:
"Ella se anticipó y dijo que los créditos de la dirección y la producción de sus películas serían falsamente asignados a alguno de sus colaboradores. Ella sabía desde el principio que su nombre, intencionada o inintencionadamente sería omitido o ignorado o degradado en la historia del cine francés y americano".

En una entrevista con Georges Sadoul, él le preguntó sobre su película "Les mefaits d'une tet de veau" y ella dijo que era un honor que se le atribuyera esa película, pero que esa era una de las pocas películas de Gaumont que ella no había dirigido.
En ese periodo Alice Guy había dirigido importantes películas como "Pasión", pero los créditos de esta película se los dio el mismo historiador y crítico G. Sadoul a Victorin Jasset, el asistente de Alice en esta película.

Cuando cumplió los 78 años, Guy fue galardonada en Francia por la Cinematique Francais como la primera mujer directora de cine en el mundo.

La madre del cine, Alice Guy, murió en New Jersey, en el estado en el que ella había cambiado el curso de la historia del cine. Tenía 95 años. En ningún periódico apareció su esquela.

Safo al Desnudo (acuarela 140 €)

viernes, 4 de junio de 2010



Safo (Grecia siglos VII/VI a. C.)

Una fecha posible de su aristocrático nacimiento es la del año 612 a. C., en algún lugar de la isla de Lesbos. Por sus poemas, intuimos que falleció alrededor de los sesenta años. También sabemos que Safo tuvo una hija, y que pudo haberse llegado a casar.

Safo, mujer de espíritu indomable, amante de la cultura y sobre todo de la libertad, no tarda en enfrentarse, junto a otros conciudadanos, al tirano que gobierna Lesbos: Pitaco de Mitilene, que había desposeido a su pueblo de sus derechos civiles, y no dudaba en desterrar a sus oponentes. A Safo la envía a Sicilia, que entonces pertenecía a la Magna Grecia.

En Lesbos, al igual que en otros lugares de la Grecia antigua, la mujer gozaba casi de los mismo derechos que los hombres. Existía una democracia más sólida que en ciudades de tradición jónica, como Atenas, en la que imperaba una cultura eminentemente sexista. Safo, que tenía una manera distinta de entender la vida a la de las atenienses, fundó en su isla natal una academia para mujeres jóvenes, consagrada a la diosa Afrodita, divinidad de la mitología griega, que en Roma se denominó Venus. Era la diosa de la belleza, del amor y de la vida universal. Debido a esta relación con las mujeres, ya fuera física o platónicamente, en la isla de Lesbos, se ha denominado Lesbianismo al amor entre mujeres.

En algunas obras de la época de Safo, y en otras de siglos posteriores, podemos ver a la poetisa representada tañendo su "bárbito", instrumento musical parecido a la lira, pero más grande, que Safo utilizó con asiduidad; en la cultura helénica, la música y la poesía estaban estrechamente relacionadas.

Sabemos que, además de su labor pedagógica, Safo desarrolló una intensa actividad poética pero, por desgracia, gran parte de su obra se perdió no mucho después de la muerte de la poetisa. Hacia los siglos III a I a. C., se rescató parte de su poesía, que se recogió en diez volúmenes: nueve de verso lírico y uno de verso elegíaco. Se conservaron copias de ellos hasta la Edad Media, en cuya oscuridad acabarían desapareciendo. Durante el siglo XI, sólo encontraremos fragmentos de la obra de Safo en las citas de algunos escritores.

El juicio de la Historia y la Literatura ha sido dispar con respecto a Safo. Platón la consideró la "décima musa" y, teniendo en cuenta la importancia que se daba en la Grecia clásica a las musas (consideradas divinidades), más que alabar a la poetisa y a su obra, parece que Platón la venera. Posteriores estudiosos y críticos despreciarían su obra, su persona y lo que ambas significaban, otros la alabarían sin paliativos.

Como ya hemos comentado, es muy poco lo que nos ha llegado de su obra, aunque su estilo influyó en muchos poetas de su época y en los posteriores (entre ellos Ovidio y Catulo, que la imitó con descaro). Su obra, al igual que la de Alceo, es brillante, fresca y explícita.

La inmortal obra de Safo, realizada hace unos 2500 años, ha sufrido el paso del tiempo, las malas traducciones, el plagio y la censura. No obstante, la cultura occidental, que se basa en gran medida en la griega, debe mucho más de lo que pudiera imaginar a Safo y a su manera de crear poesía.

El Rincón de Hildegarda (acuarela 75 €)




HILDEGARDE DE BINGEN (1098-1179)

Santa Hildegarda de Bingen fue una abadesa alemana que vivió durante la Edad Media, siglo XII. Desarrolló una intensa labor religiosa, científica, artística e incluso política, fundó dos monasterios y mantuvo correspondencia con reyes, emperadores y papas. Escribió varios libros, algunos de ellos enciclopédicos, incluido dos tratados sobre ciencia y medicina (“Physica” y “Causae et curae”). Durante toda su vida experimentó visiones que interpretó como una iluminación divina, y que relató y plasmó como alegóricos grabados en algunas de sus obras (“Scivias”, “Liber Divinorum operum simplicis hominis” y “Liber vitae meritorum”). Además, también tuvo episodios de éxtasis místico, atribuidos posteriormente a episodios migrañosos.

Fue además de científica, música, y filósofa, una espléndida escritora cuyas obras, sorprendentemente, nos hablan de temas tan actuales como el lugar del hombre en el cosmos, el medio ambiente y el papel de la mujer en la sociedad: toda una sabiduría medieval que la sociedad contemporánea empieza a descubrir.

Nacida en Alemania en el año 1098, Hildegarda de Bingen será un personaje desconocido hasta la edad de 40 años, cuando por fin su nombre empiece a sonar más allá del convento en el que permanecía recogida, a orillas del Rin. En esa época, en efecto, pone por escrito las sorprendentes visiones que venía experimentando desde su niñez y, muy pronto, el libro resultante desata pasiones y controversias en toda Europa: recibe la aprobación del Sumo Pontífice y los obispos; el eco de sus sermones resuena, entre otras, en las catedrales de Colonia y Maguncia; y todo el mundo acude a ella para consultarle cualquier tipo de asuntos, desde la gente más humilde hasta el emperador Federico Barbarroja.

Pero, por encima de todo, Hildegarda no deja de escribir. Sus tres grandes libros de visiones, entre ellos el célebre Scivias, describen un universo infinito, en plena expansión, que se asemeja mucho al de los astrofísicos de nuestros días. Y sus dos tratados de medicina «sutil» --los únicos escritos en el occidente cristiano en el siglo XII-- se consideran todavía hoy un hito en la materia...

Poco a poco, así, el extraordinario destino de Hildegarda de Bingen llega a poner en entredicho el asfixiante racionalismo de nuestros días y a encarnar a la perfección un saber diferente, intuitivo, místico y visionario: un verdadero bálsamo para nuestra locura cotidiana.

El baño de Trótula (acuarela 140 €)



TRÓTULA DE SALERNO (¿- 1097)
Fue la primera ginecóloga de la historia. Su fecha exacta de nacimiento se desconoce pero se sabe que ejerció la medicina en Salermo, donde se encontraba el primer centro médico que no estaba conectado con la iglesia. Tanto en la tradición popular como en los círculos científicos las Mulieres Salernitae o Damas de Salerno tenían fama como médicas y estudiosas de la medicina, y entre ellas destacaba Trotula. Ejerció extensamente la medicina y la docencia, y escribió varios tratados, entre ellos: "Passionibus Mulierum" (Trotula Maior), que fueron textos en las escuelas de medicina hasta el siglo XVI.

Sus teorías médicas fueron increíblemente avanzadas. Hablando del control de la natalidad, de las causas y tratamientos de la infertilidad señaló que es "igualmente frecuente que la concepción se vea impedida por un defecto del hombre como de la mujer".

Fueron Trótula y “las damas de Salerno” quienes ayudaron a que se produjera el renacimiento médico que marcó el fin del oscurantismo en Europa. Tanto en la tradición popular como en los círculos médicos, las “damas de Salerno” tenían fama como médicas y estudiosas de la medicina, y entre ellas destacaba Trótula. De hecho, la escuela de Salerno fue considerada la primera universidad de Europa, se sabe que en ella había muchas maestras mujeres y fue el primer centro médico no conectado a la Iglesia. Una escuela excepcional entre los siglos XI y XII, antes que las universidades: era exclusivamente médica y, al mismo tiempo, laica.

Curiosamente para la época, el interés de esa escuela estaba centrado en el empirismo y la observación y no en el aspecto teórico y especulativo. El plan de estudios era tan bueno que lo adoptó después la Universidad de París. Los numerosos textos que datan de entonces contienen muy buenas descripciones clínicas. La obra más famosa es el “Regimen sanitatis Salernitatum”, que resume en verso el saber en esa escuela que entre los estudiantes y profesores tenía a muchas mujeres.

Desde tiempos de Aristóteles hasta el siglo XVII, las enfermedades de la mujer se relacionaban a la menstruación. Las primeras descripciones de esto, las realizó Hipócrates, no obstante, Trótula de Salerno fue más allá y buscó desvanecer el burdo prejuicio de la época en relación a que los efectos de la menstruación en la mujer las convertía en “venenosas”.


Sus teorías médicas fueron increíblemente avanzadas. Habló del control de la natalidad, de las causas y tratamientos de la infertilidad señaló que es "igualmente frecuente que la concepción se vea impedida por un defecto del hombre como de la mujer". Muchos siglos atrás se sentaban las bases de la responsabilidad compartida entre hombre y mujer para efecto de la concepción.
Trótula lideró el grupo de mujeres médicas, incluso, desde las distintas partes del viejo continente venían a estudiar con ella. Escribió varios tratados de anatomía y fisiología femenina. El más famoso, conocido como “Passionibus Mulierum”, explicaba la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el puerperio, el control natal, las enfermedades del útero y de las vías urinarias. Este magnífico aporte fue referencia obligatoria en las mejores universidades de Europa hasta avanzado el siglo XVI.

Fue, entre otras cosas, una adelantada de la ginecología. Para ella era de suma importancia que el cuerpo y las enfermedades femeninas fuesen tratadas por facultativas mujeres, por tener éstas una disposición que obviamente no tendría un médico varón, por inhibición ante el cuerpo del otro sexo, o por desconocimiento del mismo. Naturalmente, hay que tener en cuenta la precariedad de la ciencia de ese entonces para entender este razonamiento que también entraña una profunda sensibilidad. La que también hace notar en su preocupación por la relación entre médico y paciente, su interés en la pediatría y su deseo por aliviar los dolores del parto.

La doctora de Salerno, consideraba la prevención como el aspecto más importante de la medicina. Por eso. Escribió un segundo tratado sobre el cuidado de la piel, la higiene y la cosmética.

Trótula gozó de mucha fama durante el Edad Media, la que atravesó a la historia y la tradición. Sin embargo, grandes historiadores de la medicina consideraron que sus libros eran demasiado profundos para la mente de una mujer y trataron de eliminarla de la historia. Murió en 1097.


Las obras de Trótula tocaron temas sobre salud, sexualidad, curaciones, remedios, control de la natalidad y las causas y tratamientos de la infertilidad, del cáncer, las enfermedades de la piel, los ojos y la sordera e hizo los primeros tratados pediátricos de la historia. La ciencia obstétrica de Trótula era tan avanzada, que aún hoy se siguen encontrando elementos novedosos. Escribió el primer tratado de ginecología "Las enfermedades de las mujeres antes, durante y después del parto". Su fama fue tal que sus libros fueron copiados y vueltos a copiar por varios siglos. Pero… ya en el siglo XII, algunos copistas empezaron a atribuir sus libros a su marido, hasta que su nombre fue definitivamnte sustituido por su forma masculina: Trottus.

Para el siglo XV ya se negaba su existencia y en el XVI el historiador alemán Karl Sudhoff, definitivamente borró de la historia tanto a ella como a las damas de Salerno, arguyendo que como eran comadronas y no médicas no podían haber escrito sobre materias tan complejas como la obstetricia o la cirugía. Según él, de esos temas sólo podían escribir los hombres…

Por suerte para la historia de la medicina y para la historia de las mujeres, hoy Trótula es estudiada en las Universidades.

Sudhoff y Singer, a comienzos del siglo XX, trataron de eliminarla por completo afirmando que “sus trabajos incluyen instrumentaciones quirúrgicas demasiado complicadas, ninguna mujer escribiría tan explícitamente sobre cuestiones sexuales". Desgraciadamente gozaban de tal prestigio como historiadores de la medicina que hasta las feministas de entonces se mostraron reacias a contradecirlos, de manera que ha sido casi borrada de la historia.

El sueño de Hipatia (acuarela 160 €)

miércoles, 24 de febrero de 2010



HIPATIA (¿?-415)

El nombre de Hipatia significa la más grande. La leyenda de Hipatia de Alejandría nos muestra a una joven, virgen y bella, matemática y filósofa, cuya muerte violenta marca un punto de inflexión entre la cultura del razonamiento griego y el oscurantismo del mundo medieval. Como ocurre con todas las biografías de los matemáticos (y matemáticas) de la antigüedad, se sabe muy poco de su vida, y de su obra se conoce sólo una pequeña parte.

Fue recordada como una gran maestra y admirada por la magnitud de sus conocimientos. Era considerada como “el mejor matemático vivo” del mundo greco-romano. En la época de la Ilustración, Toland y Voltaire, utilizaron su figura como expresión de la irracionalidad del fanatismo religioso, y en el Romanticismo la recrearon como la encarnación del espíritu de Platón y el cuerpo de Afrodita. Pero toda esta notoriedad ha hecho que se pierdan de vista sus logros intelectuales y su auténtica biografía.

Enseñó Matemáticas, Astronomía y Filosofía, escribió un trabajo titulado “El Canón Astronómico”, comentó las grandes obras de la matemática griega como la “Aritmética” de Diofanto, “Las Cónicas” de Apolonio, el libro III del “Almagesto” de Tolomeo, probablemente comentara junto a su padre, los “Elementos” de Euclides y el resto del “Almagesto”. Construyó instrumentos científicos como el astrolabio y el hidroscopio.

Vivió durante la época del Imperio Romano en Alejandría , aunque por su formación podemos considerar que era griega, por la ubicación de Alejandría, egipcia y por la época, romana.

El padre de Hipatia, Teón, fue también un ilustre matemático y astrónomo cuya vida está asociada al Museo, del que puede haber sido el último director. Se sabe de él por dos eclipses, uno de Sol y otro de Luna que tuvieron lugar durante el reinado de Teodosio I.

De ella se ha dicho: "Hipatia es la primera mujer de ciencia cuya vida está bien documentada". “Aunque la mayoría de sus escritos se han perdido existen numerosas referencias a ellos”. "Fue la última científica pagana del mundo antiguo, y su muerte coincidió con los últimos años del Imperio romano". "Ha llegado a simbolizar el fin de la ciencia antigua".

Hipatia: Su vida

No se conoce cuándo nació Hipatia pero se sabe que murió en marzo del 415. Sobre su año de nacimiento se barajan tres posibles fechas, todas ellas aproximadas, según se estime que en el momento de su muerte fuese una mujer mayor, madura o joven. Así, Dzielska, encuentra razonables los argumentos de Malalas, autor bizantino del siglo VI, que considera que Hipatia era en la época de su muerte una mujer mayor, una palará, lo que situaría su nacimiento hacia el 350 o 355. Un argumento a favor de esa fecha es que su discípulo Sinesio, que recibió lecciones hacia el 393 con unos veinte años, escribió cartas mostrando gran admiración hacia su maestra, difícil de imaginar si hubieran tenido una edad parecida. Por otro lado, Waithe recoge de Hoche, autor del siglo XIX, como fecha probable el año 375 (o 370 [1; 13; 14]) pues en la época de su muerte se habla de ella como de una mujer bella, y considera que ese calificativo no tendría lugar si hubiera tenido más de 40 años. Considera que Hipatia fue directora de la Escuela Neoplatónica con 25 o 30 años, y que Sinesio tendría sólo cinco años menos que ella. Kingsley considera la fecha del 390 pues estima que murió joven.

Teón supervisó la educación de su hija y, con un espíritu especialmente abierto para su época, permitió que desarrollara sus dotes excepcionales y se convirtiera en una astrónoma, filósofa y matemática. Quiso que fuese un ser humano perfecto por lo que vigiló la educación de su mente y de su cuerpo. Este entrenamiento consiguió su objetivo ya que la belleza de Hipatia y su talento fueron legendarios . Se dice que fue superior a su padre, especialmente en la observación de los astros.

Después de haber recibido enseñanza en filosofía y matemáticas de los profesores del Museo, Hipatia viajó por Italia y Atenas. Parece ser que en Atenas siguió los cursos de la Escuela Filosófica dirigida por Temistius, Plutarco el Joven y por su hija Asclepigenia. Se dedicó, al volver a Alejandría, a enseñar Matemáticas, Astronomía, Filosofía y Mecánica a personas de todas las religiones. Estaba bien considerada tanto en la comunidad cristiana como en la suya propia.

Ocupó la cátedra de Filosofía de Plotino. Su casa se convirtió en un centro intelectual. Adquirió el sobrenombre de la Filósofa. Venían estudiantes de Europa, Asia y África a escuchar sus enseñanzas sobre la Aritmética de Diofanto. Era amiga y consejera de Orestes, el prefecto del Imperio Romano de Oriente.

Fue respetada como una eminente profesora, carismática incluso. Las enseñanzas de Hipatia corresponderían a explicar las doctrinas de Plotino y de Lamblichus, un platonismo con estrecha relación con el neopitagorismo. En esta tradición las matemáticas formaban parte de la formación filosófica .

Muchas personas eminentes iban a sus clases y seguían sus doctrinas. Se conocen varios de sus discípulos, siendo el más importante Sinesio de Cirene, filósofo y cristiano, de familia ilustre, que llegó a ser nombrado Obispo de Temópolis. Algunos autores establecen un paralelismo entre la figura de Sócrates y su discípulo Platón, y de la de Hipatia y su discípulo Sinesio. Pero Sinesio murió dos años antes que ella, lo que impidió que pudiera, como homenaje póstumo, divulgar su obra y su pensamiento. Se conocen siete cartas de Sinesio dirigidas a Hipatia. También, en otras cartas, Sinesio la menciona y la evoca en estos términos: “Hemos visto, hemos oído a aquella que preside los misterios sagrados de la filosofía. Es santa y querida por la divinidad”, “... madre, hermana, maestra, benefactora mía en todo, y todo lo que para mí tienen valor en dichos y hechos”. “He perdido ... lo que es lo más importante, tu alma divinísima, lo único que yo esperé que se mantuviera firme para superar los sinsabores de la fortuna y los embates del destino”. “Saluda cariñosamente a la muy venerable filósofa, la predilecta de la divinidad, y a ese feliz grupo que disfruta de su divina voz y más que a nadie, al santísimo padre Teotecno, y a mi compañero...”. Otros discípulos fueron: Herculino, Olimpo, Teotecno, Gayo...

En Historia Eclesiástica, de Sócrates Escolástico, escrita 120 años después de la muerte de Hipatia, puede leerse: “Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia, hija del filósofo Teón que tuvo tales logros en literatura y en ciencia como para sobrepasar a todos los filósofos de su tiempo. Siguiendo la escuela de Platón y de Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, algunos de los cuales venían de muy lejos para oír sus lecciones. Debido a su autocontrol y distinción que había adquirido en el cultivo de su mente, ella aparecía en público en presencia de magistrados”.

Entre Hipatia y los iniciados habría una relación de afecto, familiaridad y compromiso que no existiría con los otros alumnos. El miedo de sus discípulos debido a los acontecimientos violentos de la época no ayudaron a que éstos rescataran su figura y su obra después de su muerte.

El dato mejor conocido en la vida de Hipatia es su muerte. Según la polémica planteada sobre la fecha de su nacimiento podría tener, entonces, 25, 45 o 60 años. Pagana, científica y personaje político influyente, su situación fue cada vez más peligrosa en Alejandría. En el 412 el patriarca Cirilo, cristiano fanático, persiguió a los judíos. El gobierno de Alejandría era disputado entre el Prefecto de Roma, Orestes, y el Patriarca de Alejandría, Cirilo. Dos campos se oponían violentamente con distintos intereses: el orden antiguo, simbolizado por el gobernador Orestes, defensor del imperio greco-romano y de la emergente comunidad judía; y el poder cristiano en expansión conducido por Cirilo, que se apoyaba en el nacionalismo egipcio, en el malestar social y en las masas oprimidas de esclavos y de no ciudadanos. Todos ellos se dejaban convertir a la nueva religión. Hipatia no quiso convertirse al cristianismo. En la cuaresma, en marzo del 415, acusada de ejercer sobre Orestes una influencia contraria a Cirilo, fue asesinada. Un grupo de cristianos, exaltados, la encontraron en el centro de Alejandría, "la arrancaron de su carruaje; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizaron su cuerpo ..." [1]. Para algunos autores [8] fue víctima del conflicto entre el poder civil de Orestes y el eclesiástico de Cirilo, más que una confrontación entre paganismo y cristianismo, idea que surgió posteriormente entre los pensadores ilustrados, como Voltaire y Toland.

Los asesinos de Hipatia no fueron castigados. Orestes, prefecto romano de Egipto, antiguo alumno y viejo amigo de Hipatia, informó a Roma para que se iniciara una investigación, que fue pospuesta repetidas veces. Con Hipatia desapareció el pensamiento matemático griego que emergerá de nuevo un milenio más tarde durante el Renacimiento.

Hipatia: Su obra

Según el Suda, Hipatia es autora de tres trabajos: un comentario a la Aritmética de Diofanto de Alejandría, el Canón Astronómico y un comentario a las Secciones Cónicas de Apolonio de Perga.

En el comentario sobre la Aritmética de Diofanto mostraba que la aritmética es más que cálculo, lo que según Sócrates Escolástico, contribuyó a que tal trabajo fuera conservado. Los comentarios de Hipatia incluían nuevos problemas y distintas soluciones que fueron incorporadas a los manuscritos diofánticos. Otra aportación fue demostrar la generalidad e indeterminación del problema por sustitución de valores numéricos desconocidos que no están relacionados y que no son múltiplos, potencias, raíces cuadradas o fracciones de los originales. El historiador P. Tannery sugiere que todos los manuscritos existentes conocidos derivan de una fuente común, y que esa fuente es el Comentario de Hipatia. Considera que el comentario y la copia de Hipatia es la más antigua de las conservadas de la Aritmética de Diofanto, (este comentario se refiere a los seis primeros libros). Supone que sobrevivió un ejemplar, al que llama ?, copiado por Miguel Psellus, filósofo bizantino del siglo XI, copia que se pierde después de la caída de Constantinopla. Supone que una segunda copia fue hecha entre los siglos VIII y IX, que también se pierde, pero antes fue copiada en el siglo XIII, y que a través de sus sucesivas copias, ha llegado a nosotros una del siglo XVI que se conserva en el Parisinus.
Escribió un tratado Sobre la geometría de las Cónicas de Apolonio. El texto de Hipatia es una vulgarización del texto de Apolonio sobre las secciones cónicas. Con su muerte las secciones cónicas cayeron en el olvido hasta el siglo XVII.

Su padre, Teón, fue un prolífico escritor de “Comentarios”. Han sobrevivido varios de sus trabajos matemáticos, como la revisión de los Elementos de Euclides, y la revisión de El Data y La Óptica también de Euclides. Esta edición de los Elementos es la base de casi todas las siguientes ediciones de ese libro, es la versión de referencia hasta finales del siglo XIX. Es probable que Hipatia colaborara con él en dicha mejora y revisión, pues Hipatia es mencionada por su padre como su discípula y asociada, y juntos escribieron un tratado sobre la obra matemática de Euclides.

Otras de las obras de Teón son los trece libros de comentarios del Almagesto de Tolomeo, y dos al Manual de Tablas de Talauma: El Gran Comentario y El pequeño comentario. El comentario de Teón del Almagesto ha sido impreso en varias ediciones. Teón se refiere a Hipatia en el libro tercero del Almagesto de Tolomeo como que ella hizo una edición revisada: paravagoostheísees. Dice así: “Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del Sistema Matemático de Tolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija”. Las palabras de Teón admiten diferentes interpretaciones, desde que sólo revisó el comentario a este libro III, a que, mientras el padre elaboró el comentario, ella realizó la edición corregida del libro. Se han buscado diferencias lingüísticas entre ese libro III y el resto de los libros, lo que lleva a concluir que Hipatia hizo, con toda probabilidad, nuevas aportaciones tales como el pasaje de la división por sexagesimales al final de dicho libro III. Otros autores sugieren que al no poder distinguir entre el trabajo de Teón y el de Hipatia, quizás, revisaron conjuntamente todo, o que Hipatia completó el de Teón una vez finalizado, incluso cuando éste ya había muerto. No se descarta que el trabajo de Hipatia no se reduzca a ese libro III sino que fuese una colaboración continuada.

Parece ser que Hipatia mantuvo la tesis del heliocentrismo contra el geocentrismo. Los comentarios al libro III del Almagesto se consideran de gran importancia pues es fácil que Copérnico tuviera conocimiento de ellos y este conocimiento pudiera haber influido en la “Revolución Copernicana”, pues el único ejemplar del libro III se conservaba en Florencia en la biblioteca de los Médicis, y Copérnico estuvo en Florencia estudiando textos astronómicos griegos, y especialmente la obra de Tolomeo. La importancia de estos comentarios radica en que, cuando Teón comentó el Almagesto, Hipatia observó que la obra de Tolomeo daba lugar a numerosas conclusiones matemáticas, de las que su padre no se había dado cuenta. Hipatia calculó los valores matemáticos de los acontecimientos celestes descritos por Tolomeo. Las Tablas o Canón Astronómico serían el resultado de ello. El Canon Astronómico, tablas que elaboró Hipatia para el estudio de los movimientos de los astros, puede que formase parte de esa obra, pero también puede haber constituido una obra original independiente.

Gracias a su correspondencia con Sinesio de Cirene tenemos noticias de otras de sus contribuciones científicas, por ejemplo la invención de un buen número de aparatos. En la Carta 160 dirigida por Sinesio a Peonio, un militar que gustaba de la ciencia, dice que le envía como regalo un astrolabio de plata. Dice: “Procede para estas demostraciones de un modo seguro, porque usa como auxiliares a la geometría y a la aritmética a las que no sería impropio considerar como un modelo fijo de verdad. Te daré un regalo que es más agradable para mi dártelo que para ti recibirlo. Es un trabajo concebido por mi mismo, añadiendo todo lo que ella, mi más reverenciada maestra colaboró conmigo, y fue ejecutado por las manos más habilidosas que hay en nuestro país en la artesanía de la plata”. Se puede inferir que la teoría del astrolabio y los detalles de su construcción pasaran de Tolomeo, vía Teón a Hipatia, y de ésta a su discípulo Sinesio.

En la Carta 15, Sinesio le pide a Hipatia un hidroscopio. La verdadera naturaleza de ese hidroscopio nos es desconocida, pero en dicha carta Sinesio lo describe con todo detalle, y justifica su petición por su mala salud, luego pretendía utilizarlo para pesar o medir la fluidez de los líquidos, lo que tendría aplicaciones médicas. “Me encuentro tan sumamente mal de salud que necesito un hidroscopio. ... será posible contar las incisiones que son las que dan a conocer el peso”. Hay autores que suponen que es una clepsidra o reloj de agua, otros como Fermat que es un hidrómetro o un densímetro, según se piense que medía volúmenes o pesos del agua. Otros instrumentos atribuidos por algunos autores a Hipatia son un planisferio y un aparato para destilar agua.